Nuestra historia pasada, es sólo eso; una historia. Y no está ahora en la realidad física. Sólo puede permanecer en los pensamientos, emociones y el cuerpo, si le damos lugar en la mente, tiñendo la experiencia real del presente. Empecemos por tomar consciencia que las acciones del pasado no condicionan quien somos ahora. Cada experiencia en la vida nos llevó a donde estamos, nosotros mismos lo elegimos y cada paso fue necesario para este momento.
En una escena de la película HER el personaje cuya voz aporta la actriz Scarlett Johansson dice la frase “El pasado es sólo una historia que nos contamos”. Es cierto, y a veces ese cuento es el principal límite que necesitamos dejar ir. Además, si en algunas ocasiones recordamos los hechos tal cual sucedieron, en muchas otras lo hacemos desde un punto de vista muy personal. Sí, la mente puede engañarnos y eso nos aleja doblemente de la realidad.
Cuando me doy cuenta que estoy girando sobre alguna situación del pasado y los pensamientos que atraigo sobre ese momento no se sienten bien en mi mente y cuerpo, me pregunto ¿Con qué estoy en conflicto? ¿Realmente sucedió así? ¿Qué juicio estoy sosteniendo? ¿Hasta cuándo seguiré con esto? ¿Qué estoy haciendo ahora con esto que sucedió?
Nuestra vida es como un excelente libro con diferentes capítulos, y en ese libro hay un elenco de personajes, que encarnan diversos roles, que entran y salen de escena. Algunos participan de gran cantidad de escenas en el tiempo, y otros tienen roles más fugaces. En la vida, inicios y finales van de la mano, siempre que algo termina, algo comienza, y para que algo nuevo comience, también algo debe llegar a su final; si alguien se va, alguien nuevo llega. Pensar en el pasado, recrea el pasado; demos vuelta a la página.