La clave de nuestro desarrollo humano, radica en nuestra capacidad de identificar y expresar las emociones. Tomar consciencia de nuestras emociones agradables o no, nos permite avanzar, ser quienes somos hoy, pero también nos abre las puertas al mañana.
Lo esencial es ver la vida con los ojos de nuestra alma, de nuestro corazón; vincularnos con las emociones y actuar en consecuencia, sólo así disfrutaremos de una vida plena.
Muchos son los que han tratado de definir cuál es la esencia del ser humano. Nuestra especie tiene, ciertamente, una ventaja en cuanto al nivel de inteligencia abstracta, pero para la mayoría de los analistas en conducta, la clave radica en nuestra capacidad comunicativa. Quizás radique en nuestra capacidad de identificar nuestras emociones, las más primitivas y las más complejas, y de dejarlas salir.
Las emociones pueden definirse de muchas formas: “Como una simple reacción a un estimulo”. “Como un estado afectivo intenso que aparece de forma súbita y que va acompañado de cambios conductuales, fisiológicos y hormonales pasajeros”. “Como el complejo resultado de la influencia en el adentro, de muchos factores de afuera, sumados a algunos hechos de nuestra historia, incluyendo aquí los condicionamientos de nuestra educación y de nuestras vivencias”.
Ahora bien, hemos aprendido desde niños el hábito de no mostrar muchas de nuestras emociones, porque tal conducta era típica de personas débiles, con falta de autocontrol. El llanto, por ejemplo, pertenece al ámbito de lo femenino. Sin embargo, hoy en día la tesis más aceptada, por los estudiosos de la materia, es que vivir las emociones es un elemento insustituible en la maduración personal y en el desarrollo de la inteligencia emocional.
Sólo cuando conectamos con nuestros sentimientos y los ponderamos, somos capaces de empatizar con los sentimientos y circunstancias de los demás
Aceptar nuestras emociones, aprender a expresar los sentimientos sin agresividad y sin culpar a otros; identificarlos, atenderlos y saber cómo descargarlos, es determinante para descubrir lo que nos ocurre y aprender a manejarlo.
La mayor parte de las habilidades para conseguir una vida satisfactoria son de carácter emocional, no intelectual.
Uno de los aspectos de la inteligencia emocional, ya que la misma contempla la inteligencia interpersonal e intrapersonal, es definido como la habilidad de las personas para atender y percibir los sentimientos de forma apropiada y precisa, la capacidad para asimilarlos y comprenderlos adecuadamente y la destreza para regular y modificar nuestro estado de ánimo o el de los demás.
TIPS PARA MANEJAR TUS EMOCIONES
- No someterlas a censura. Las emociones no son buenas o malas, salvo cuando por nuestra falta de habilidad hacen daño, a nosotros o a otras personas.
- Permanecer atentos a las señales emocionales, tanto a nivel físico como psicológico.
- Investigar cuáles son las situaciones que desencadenan esas emociones.
- Designar de forma concreta los sentimientos y señalar las sensaciones que se reflejan en nuestro cuerpo, en lugar de hacer una descripción general («estoy triste», «estoy nervioso»…).
- Descargar físicamente el malestar o la ansiedad que nos generan las emociones.
- Expresar nuestros sentimientos a la persona que los ha desencadenado, sin acusaciones ni malas formas y detallando qué situación o conducta es la que nos ha afectado.
- No esperar a que se dé la situación idónea para comunicar los sentimientos, tomar la iniciativa.