Hay una frase que para mí, marcó una diferencia. Un antes y después, me permitió meditar…caer en cuenta de una gran verdad (esto sucedió luego de pasar por un divorcio hace ya algún tiempo). Esta frase es del escritor Alejandro Jodorosky: “Bendice a quien te abandona porque te devuelve a ti mismo”.
Al transitar por una ruptura pareciera que el mundo se nos viene abajo, y esto es muy normal. Lo que algunas personas no se dan cuenta, es que hay un trasfondo que indica lo que posiblemente pasó. Ese trasfondo nos indica que nos desconectamos, en el tiempo que duró la relación, de nosotros mismos; de la única persona que si va a acompañarnos el resto de nuestras vidas.
Transitar ese duelo tan temido, el que yo llamo “abandono”, es un factor fundamental para poner en el foco en lo realmente importante en tu vida: TU.
Yo imagine muchas veces (y lo sentí así de gráfico), que esta situación por la que estaba atravesando era como ir navegando en un mar muy agitado, de noche. En ese barco yo estaba con los seres que más me importaban, mis hijos y él. De repente, el capitán del barco saltó… y en ese instante no me quedó otra alternativa que tomar firme el timón de mi barco. Ahora no veo esta historia como un motivo de tristeza, más bien le doy gracias a la misma vida ¡porque me dio la oportunidad de volver a mí misma! De tomar esas riendas que había abandonado.
El que ha pasado por esta dificultad sabe que hay que vivir varias fases en nuestras emociones. Primero quizás sentiremos tristeza mezclada con rabia, que poco a poco se transforma en un dolor intenso que nos pone a sentirnos víctimas, hasta podemos llegar a creer que nunca nos recuperaremos de la situación. Este duelo requiere de tres cosas fundamentales para que pueda disiparse, y estos elementos son: PACIENCIA, TIEMPO y VOLUNTAD. Aunque pensamos que la tristeza, la rabia y el rencor no van a pasar, hoy les puedo garantizar que con esos tres elementos que mencioné anteriormente, el dolor caduca. Una buena dosis de voluntad para salir adelante, más nuestra mirada más compasiva hacia nosotros mismos, serán claves para recuperar nuestra autoestima y tener esperanza de nuevo.
En una última etapa viene la comprensión y la aceptación de lo que pasó tal cual sucedió. Aquí pasamos a dejar de ser víctimas. Vemos nuestra responsabilidad en la parte que nos corresponde (las relaciones de pareja fallan por errores cometidos en ambas partes). Comprendemos que nuestras vidas en la pareja, tomaron direcciones opuestas y es allí donde sentimos la bendición del fin, porque no hay nada que pese más que estar con alguien que no comparte nuestros mismos sentimientos y compromiso.
Este tema tiene muchos matices que quisiera tocar en futuras entregas: los hijos, el perdón y la reconciliación. Ahora lo más importante, es darte el tiempo para sanar y verás las nuevas oportunidades en el camino cuando vuelves a ti. Este es tu momento.